051_Nuovo Museo cantonale di storia naturale

Con el mismo espíritu del proyecto urbanístico-arquitectónico, la propuesta paisajística pretende preservar el genius loci en las zonas verdes del convento: se restaurará la huerta y el jardín de los monjes, recuperando su función original. La pérgola, elemento distintivo de la arquitectura rural del Tesino, que los agricultores utilizaban como soporte para el viñedo y a cuya sombra se sentaban en los calurosos días de verano, ha sido revivida y reinterpretada en clave moderna. En el recorrido hoy en día viene marcado por una pérgola metálica, se sitúa la nueva pérgola que abraza el nuevo museo y encierra el "nuevo claustro", creando un representativo patio de entrada. El nuevo claustro se extiende en dos niveles: el inferior, con una superficie de grava permeable sobre la que se colocan diversos monolitos de piedra local; y el superior, comunicado por la escalera de carácter monumental existente. Se conserva la palmera de la planta superior y se planta un gran ejemplar de la misma especie para completar la simetría central del patio de entrada. Desde el patio y a través de la pérgola se puede vislumbrar restaurado y preservando las huellas históricas aún presentes: las terrazas con muros de piedra y el sistema de canales de agua que atraviesan la pendiente reciben ahora nuevos roles y posibilidades de uso.

Con el espíritu de un huerto, se planta una nueva red de árboles frutales encima de un "Sukzessiongarten". Un manto verde continuo consolida la topografía existente y crea matices ligeros con diferentes combinaciones de grava y humus: la mayor proporción de grava crea una red de caminos que permite atravesar el huerto, apoyando el camino de acceso de vehículos pesados, en la continuidad de una pradera en la que se alternan plantas perennes con praderas autóctonas. El corte diferenciado del césped en la temporada estival permite disfrutar del lugar, creando lugares de encuentro en un paisaje bucólico. También se restaura de forma conservadora el jardín de los monjes, recuperando su función de huerta. Transformado con el sistema de permacultura, permitirá el cultivo de hortalizas y plantas nativas que promueven la biodiversidad. Produciendo frutas y verduras locales, el huerto y el huerto de las monjas recuperarán su función original, garantía de autosuficiencia. Además, podrán abastecer de sus productos al nuevo restaurante-cafetería, trabajando en sinergia con sus chefs (de la granja a la mesa). Una pequeña plaza de entrada desde via Cappuccini permite acceder al parque. El paso entre Ortaglia y el jardín de las monjas se compone de una serie de espacios vinculados y flanqueados por canales de agua existentes. Es aquí, a la sombra del restaurante, donde se puede comer al aire libre en los días más calurosos. Finalmente, se mantienen las dos terrazas existentes que se adentran en el huerto: la superior, único espacio verde y llano de descanso en la topografía inclinada, y la inferior que recoge el agua de lluvia ofreciendo un precioso espacio de transición entre el parque y el nuevo claustro, poblado de plantas acuáticas.